¿Qué nos espera? Estos investigadores rusos tienen una idea que suena descabellada o sacada de alguna película de ciencia ficción. Pero ya sabemos que las ideas más locas puedan cambiar el curso de la historia.
La idea es alcanzar, a mediano plazo, la inmortalidad (hasta ahí como que están locos) pero parece no ser posible conseguir esa meta con nuestro cuerpo biológico; por esto se trabaja fuertemente en robots humanoides y androides que sean capaces, en un principio, de realizar con pericia la mayoría de las actividades físicas que llevamos a cabo (ya los japoneses trabajan en eso), luego utilizando la biotecnología estaremos en capacidad de transferir nuestras mentes a dispositivos neuronales artificiales que sirvan de recipientes permanentes. Si, tal vez ni siquiera el Dr. Frankenstein soñaría con algo así. Pero resulta que nuestro cerebro, a pesar de su complejidad es sólo una sofisticada máquina biológica cuyos secretos vamos desentrañando de manera lenta pero segura utilizando la neurociencia. Algún día, esperamos que pronto, podríamos extraer la información que cada individuo ha ido construyendo a lo largo de su vida, desde sus conocimientos, pasando por sus habilidades físicas y cognitivas, su posición ética y todo eso que una máquina hasta ahora no puede hacer.
La idea es que estos nuevos humanos sean capaces de salir de este planeta sin temor a morir de viejos antes de encontrar un lugar más amable. Estos científicos dicen que la tecnología podría estar lista para el año 2045. Sobre este pronóstico no es bueno hacer apuestas, pero si vale la pena detenernos a analizar si lo que hemos hecho hasta ha sido lo mejor. Tal vez la bioética está a punto de cambiar sus paradigmas y modificar de plano, lo que consideramos bueno o malo.
En el vídeo podemos ver a un androide haciendo sus pinitos en reconocimiento facial y ubicación espacial. Aunque ahora se ve algo espeluznante es obvio que el diseño se mejorará con el tiempo haciéndolo más natural. Quizás algún día la mente del lector de este blog este alojada en una máquina neuronal tan sofisticada como un cerebro humano, contenida en un cuerpo inmortal.
