Después de tanto pensarlo, decidimos publicar esta complicada entrada tratando de que no parezca tan grotesca como el tema que aborda. Aquí vamos:
Katinka Simonse tenía un gato llamado Pinkeltje que se deprimía cuando ella salía y lo dejaba solo en casa, para que el animalito dejara de sufrir esta soledad, ella decidió en el año 2004, matarlo y hacer un bolso con él para que así pudiera acompañarla a todas partes.
Desde entonces, esta mujer sigue sacrificando animales para hacer "obras de arte" con un fuerte impacto visual que les muestren a las personas la hipócrita relación que llevan con los animales, desde los animales para el consumo alimenticio, hasta las mascotas, que al fin de cuentas son también bienes de consumo sometidos a todo tipo de situaciones forzosas. Lo curioso es que esto es para ella, más que una causa, un negocio bien fructífero.
Obviamente la discutible posición de llamar arte a lo que sólo podría ser una provocación con un tinte de desviación conductual le ha hecho ganar muchos enemigos que le han enviado correos y mensajes tan pavorosos como su obra.
Algunas de las siguientes imágenes pueden ser algo impactantes por lo que hacemos la debida advertencia para los lectores sensibles a este tipo de contenido.
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