Sería desconcertante ver a nuestros hijos electrocutarse mutuamente y reír en consecuencia. La industria aprovecha cualquier grieta para desarrollar un objeto de consumo; el turno es ahora este modelo infantil de la famosa pistola paralizadora que utilizan los policías para reducir maleantes sin necesidad de disparar balas. Esta versión para jugar emite una pequeña pero desagradable carga de 3,6 Voltios que no alcanza a inmovilizar a alguien.
De más está decir que a pesar de venderse como juguete, ciertos órganos delicados como los ojos o los corazones con marca pasos podrían verse seriamente afectado si se aplica la descarga cerca de estos sitios.
La fabricación y venta de este artefacto es, por mucho, irresponsable. Pero parece que nadie hasta ahora se ha quejado.
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