> ¿Comerías carne cultivada en laboratorio? ►Curiosidades

En varias entradas de este blog nos hemos referido a lo éticamente incómodo que resulta el maltrato a los animales; sin embargo, casi todos consumimos lo que, con sinceridad, es una delicia: carne animal. Y sabemos, aunque nos hacemos los tontos, que sacrificar un animal para consumo es sinónimo de tortura. Ni hablar de las grandes cantidades de gas metano que produce el ganado contaminando el ambiente, los extensos terrenos de pasturas que se requieren para su manutención y los altos costos que en su manipulación se suman al valor final del producto.

¿Qué pensarías si te dijera que podrías comer carne sin necesidad de criar y matar a un animal? ¿Qué tal si esta carne fuera superior en sabor, digestibilidad, nutrientes y precio?

Parece que las perspectivas a un futuro próximo son alentadoras. La técnica es muy similar a la que se utiliza actualmente para reproducir tejidos de órganos humanos destinados a trasplantes, sólo que a una mayor escala, en unos tanques enormes conocidos como biorreactores. El producto final se conoce como carne cultivada.

En esencia, se trata de tomar células cárnicas convencionales y hacer que se multipliquen por medios artificiales, sin necesidad de que hagan parte del cuerpo de algún animal. Podrían producirse cantidades enormes de carne, libres de grasas perjudiciales, pero enriquecidas con otros nutrientes como omega-3.

Ya la NASA había realizado experimentos desde el 2001 con el propósito de producir alimentos adecuados a los astronautas utilizando células de pavo.

Por ahora, falta superar algunos problemas técnicos y comerciales (nada que el ingenio humano y la necesidad de mejorar no puedan solucionar). Hay que conseguir un producto tan delicioso como la carne natural (esto es lo más difícil). Se necesita conquistar al público para que acepte el cambio, luchar para que los intereses de los grandes ganaderos no interfieran con el bienestar general y conseguir que, a mayor consumo, mejores precios para el consumidor.

Así las cosas, se estima que las investigaciones darán frutos positivos en unos diez a veinte años. Algunos de nosotros no disfrutaremos de este privilegio, pero si las próximas generaciones.

Se calcula que en el año 2050, el mundo padecerá una población humana de más de 9 mil millones de bocas.


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